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Diana León Banda
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7 jul. 2021
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Tras medio siglo de ausencia, Balenciaga vuelve a la Alta Costura

Traducido por
Diana León Banda
Publicado el
7 jul. 2021

El silencio fue intenso en Balenciaga, para un desfile celebrado sin banda sonora en el regreso de la firma a la Alta Costura después de medio siglo. Los aplausos, sin embargo, fueron rotundos tras la salida del último de los 63 esculturales y voluminosos looks de Demna Gvasalia.


Balenciaga


 
El desfile, celebrado en la casa histórica de la marca, recientemente restaurada, en el número 10 de la avenida George V, ante un público de apenas 100 personas, ha sido el más popular de la temporada, y con razón.
 
Lewis Hamilton se presentó con una máscara quirúrgica; Kanye West también, con la cabeza totalmente cubierta por una máscara de seda con estampado de tigre de sable. Bella Hadid llegó sin aliento justo cuando el espectáculo estaba a punto de comenzar. Eso hizo necesario un poco de sillas musicales para meterla en la primera fila, sentada al lado de Hamilton. Lewis parecía muy satisfecho.

El único ruido en todo el desfile fue el silbido de un vestido negro azabache hecho de fragmentos de lentejuelas, mientras el elenco desfilaba lentamente por el suelo alfombrado de la sala de exposiciones, donde Cristóbal Balenciaga saludó alguna vez a sus clientas favoritas.
 
En un desfile mixto, Gvasalia, el talentoso sucesor del fundador, de origen georgiano, abrió con un cuarteto de trajes y esmóquines masculinos de lana fresca, uno de los cuales fue llevado por una mujer, y todos ellos cortados con enormes hombros cuadrados y pantalones ondulados, que ambientaban y subrayaban la silueta. 
 
Varios trajes se combinaron con gigantescas capas acolchadas de raso de seda, extrañamente descritas como estolas en las notas del programa, dignas de una diva de la ópera o de un potentado medieval.
 
Los elegantes abrigos con estampados pata de gallo rozaban los tobillos, las chaquetas envolventes con hombros de pagoda y los trajes de saco de tres tallas más grandes parecían muy contemporáneos. Rematados con cuellos de tortuga de vicuña, camisas de esmoquin en trampantojo y corbatas con micro-logotipos, todos los hombres aparecían como caballeros muy artísticos.
 
En el caso de las mujeres, los vestidos de cóctel de tweed bouclé moldeado y bordado, cortados como piezas de ajedrez con curvas, cautivaron, mientras que un traje naranja Jaffa o una gabardina deconstruida se presentaban con cuellos masculinos a cinco centímetros del cuello. Unas proporciones perfectamente calculadas.
 
Debido a la pandemia, Gvasalia tuvo más de un año para trabajar en esta colección, a la que llamó "puro lujo".


Balenciaga


 
Los cuellos de embudo masivos, hombros salvajemente caídos o volúmenes elefantiásicos de Demna fueron una sensación. Definitivamente fue más allá con sus proporciones exageradas, pero sin caer en la farsa. Su sentido de la hipérbole nunca se le fue de las manos. Sus formas curvilíneas y sus acabados metálicos se hacen eco del ADN de Balenciaga, aunque nunca de forma demasiado literal.
 
"Balenciaga es arquitectura. No es diseño. No es decoración. Se trata de arquitectura y de que la prenda sea la primera capa del cuerpo. Así que realmente no tenía elección, especialmente en esta casa. Pero también es mi forma de hacer ropa. Menos adornos y más construcción en torno a la forma humana, y darle postura y actitud de una manera de alta costura que es sofisticada y elegante.  Tratando de unir el legado de Cristóbal y el mío en una sola estética", dijo Gvasalia a FashionNetwork.com.
 
Francois-Henri Pinault, director general de Kering, propietario de Balenciaga, añadió: "La alta costura es la base de Balenciaga. Su razón de ser. Así que tiene mucho sentido recuperar la alta costura, no para retroceder sino para liderar el camino".
 
Tampoco perdió su sentido del humor, ya que su último bolso de cuero, diseñado para parecer una bolsa de la compra de una boutique en blanco y negro, tuvo mucho ingenio.  Demna incluso recurrió a las habilidades del sombrerero irlandés Phillip Treacy para varios sombreros gigantes con forma de cúpula en terciopelo negro.
 
"Mi minuto de silencio fue para la herencia de Cristóbal Balenciaga, y también para honrar el pasado y el legado que tiene esta casa. También, un minuto de silencio sólo para callar a la moda en general. Para mirarse en el espejo y decir: '¿qué es lo siguiente?", agregó Demna, que lució un traje a medida procedente de Savile Row de Huntsman.
 
"Para mí es un nuevo momento, un momento para entrar en algo diferente en mi vida. La mayoría de la gente probablemente me pone en una caja como alguien que diseña sudaderas y zapatillas de deporte. Y eso no es realmente lo que soy. Así que para mí era muy importante aprovechar esta oportunidad para mostrar quién soy realmente como diseñador. Esta es la manifestación de ello. Eso espero", señaló riendo.
 
A veces, el talento de los diseñadores conquista. Así ha sido hoy en Balenciaga, y en la colección más atractiva de la temporada parisina hasta la fecha.

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