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La dulce mezcla de elegancia y surrealismo de Schiaparelli
Si no lo logras al primer intento, sigue intentando. Así lo ha demostrado Schiaparelli, donde el diseñador Daniel Roseberry ha encontrado el punto de equilibrio entre elegancia, perversión e irreverencia.
La histórica marca ha pasado por varios diseñadores y directores ejecutivos desde que el empresario de lujo italiano Diego della Valle se hizo con el control hace una década y media. Ahora, bajo Roseberry, se ha convertido en una colección imprescindible en el calendario parisino.
No hay desfile esta temporada, pero hay un video y una presentación dentro de su sala de exhibición y salón de baile dorado en el tercer piso en el 21 Place Vendome, frente al Hotel Ritz.
“La gente puede conseguir mucha muy buena moda en muchas casas. Lo que creo que están buscando en Schiaparelli es esa sensación de lujo retorcido”, explicó Daniel Roseberry, mientras mostraba a los invitados su colección primavera/verano de 2022.
“Cuando hago un blazer con botones en los pezones, todo el mundo apuesta por eso; y no el clásico blazer con botones. Así son las cosas”, dijo riendo entre dientes el diseñador estadounidense, detrás de una mascarilla negra.
Los invitados fueron recibidos en la primera de una serie de habitaciones con una fantástica variedad de accesorios, desde diabólicos dedales dorados hasta minaudiers de plata con ojos malvados hechos de cejas de cristal y pestañas de perla; hasta bolsos de mano hechos en oro, plata y perlas. Lo más destacado fueron los grandes colgantes recortados que cubren nariz, ojo y media frente.
La estética oscura continúa con el prêt-à-porter, donde los trajes ajustados de lana negra o los microblazers de charol se remataron con pinzas y hebillas. Imposible no notar los senos de cuero blanco y negro en una chaqueta acolchada de cuero. Otro hermoso blazer tenía una solapa adornada con una cinta métrica Schiaparelli dorada. Varios de los 20 modelos incluso usaron la interpretación de Elsa Schiaparelli de un sombrero de duque.
Al igual que la fundadora, que vistió a grandes personalidades, desde Mae West y Zsa Zsa Gabor hasta Wallis Simpson y Daisy Fellowes, Roseberry ha adornado a íconos contemporáneos como Lady Gaga, Michelle Obama y Beyoncé.
Uno solo puede imaginar la guerra civil que estallará entre famosos estilistas mientras luchan por ser los primeros en tener en sus manos las dos nuevas y notables chaquetas plateadas con lentejuelas adornadas con rasgos faciales en lingotes: declaraciones supremas de elegancia surrealista.
Roseberry, destacado por trabajar en múltiples proyectos al mismo tiempo, incluso grabó el video del lookbook 4.20. Bendecido con una imaginación verdaderamente fértil, Daniel, sin embargo, prefiere una existencia más discreta que Elsa. Los clubs de Ibiza y Mykonos, predilectos por tantos diseñadores, no son lo suyo. Este verano pasó una semana solo en una remota isla sueca.
"Estar en una cabaña de madera sin agua corriente fue realmente muy refrescante para la mente", reflexionó.
Roseberry también ha inyectado toques de humor, como la maravillosa túnica blanca bordada en ojos negros y adornada con borlas y el logotipo del Hotel Schiaparelli. "Esta se inspiró en una foto de Marlene Dietrich, una gran amiga de Schiaparelli, en una túnica", explicó el diseñador. Quién advirtió que no hay planes para construir un hotel Schiaparelli.
Sin embargo, la marca abrirá su primera tienda en el extranjero, una nueva tienda dentro de los grandes almacenes más prestigiosos del mundo: Bergdorf Goodman en la Quinta Avenida.
La inauguración tendrá lugar el 12 de octubre, día en que la larga y paciente espera de Della Valle por devolver a Schiaparelli a la cima de la jerarquía de la moda iniciará una nueva etapa.
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