Elie Saab gira hacia lo gótico y Altuzarra recupera sus raíces chinas

En un sábado frenético, entre lluvias torrenciales y ráfagas de cielos azules helados, dos talentos muy distintos, un maestro libanés y un francés de raíces chinas y vascas, presentaron dos desfiles excelentes, cuyos contrastes resumen a la perfección lo diferente que puede ser la moda en París.

Andalucía conquistó Fenicia en el último desfile de Elie Saab, en una de las colecciones más audaces en muchas temporadas del diseñador libanés, ya que una inyección del gótico español añadió emoción al ADN de Saab, un pulso vibrante de la moda que también restaba una década a sus looks.

Saab también incluyó una dosis de sastrería cuidada e incisiva, abriendo con una serie de cuatro trajes pantalón. Primero, un impresionante esmoquin de terciopelo negro, cortado con la precisión de un cirujano y combinado con una camisa con lazo de seda blanca y una blazer cruzada de pata de gallo superfemenina..

La influencia ibérica era evidente en todos los toques españoles: camisas blancas flamencas con fabulosos volantes y sensuales vestidos cortados para dejar a la vista kilómetros de pierna. Saab también jugó con el negro de la tinta de El Greco y los austeros tonos del Renacimiento español, con fantásticas camisas de encaje negro, vestidos sueltos y vestidos de noche de talle alto.

"Nada como un pequeño toque español", sonreía Elie Saab después de su desfile, cuya banda sonora incluía extractos del compositor español Alberto Iglesias.

Elie Saab siempre atrae a multitudes de primer nivel, desde grandes influencers como Olivia Palermo y Diala Makki, a estrellas mediáticas como Christiane Amanpour, además de sus fieles princesas de Oriente Medio y chicas del Mediterráneo. Todas ellas aplaudieron clamorosamente cuando salió a saludar en el Palacio de Tokio, mientras el sol iluminaba repentinamente el cielo.

"Pureza, refinamiento y silueta. De eso se trata", comentaba Joseph Altuzarra, después de presentar una colección que mostraba todo eso y más.

Se vio desde vestidos de cóctel plisados y fluidos hasta preciosos vestidos con cortes en el muslo, todo confeccionado con hermosos estampados de tipo mármol o de flores desteñidas. El conjunto era decididamente refinado. Para el día y la oficina, trajes de pantalón de lana cortados con cuchillas, con aberturas intrigantes y pinzas ultraprecisas, todos con cinturones informales.

Después del desfile, Altuzarra explicó que se había inspirado en su abuela, que emigró de China en la década de 1940 y el año pasado le envió una maleta grande de ropa hecha a mano durante su juventud en su tierra natal.

“Llegó toda arrugadísima. Y tenía un cierto halo de misterio que quise capturar”, explicó el diseñador, después de ser acosado por sus modelos, que claramente saben apreciar la sofisticación de su ropa.

Todas peinadas con moños perfectos y ligeramente maquilladas, con los pies enfundados en tacones altos de plumas y slippers. La máxima expresión de una elegancia discreta

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