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Ana Ibáñez
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20 ene. 2020
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El hombre muestra su doble cara en París

Traducido por
Ana Ibáñez
Publicado el
20 ene. 2020

Nunca antes la moda masculina había mostrado tantas facetas diferentes como esta semana. Desde hace varias temporadas el hombre rebusca entre un armario tradicional y de actitud streetwear. El invierno que viene parece que va a decantarse por algo intermedio, con un vestuario que no está completamente definido y se abre a cualquier posibilidad, o eso es lo que nos han mostrado varios diseñadores este fin de semana en la clausura de la Fashion Week masculina dedicada al otoño- invierno 2020/2021.


Sacai, otoño-invierno 2020/21 - © PixelFormula

 
El ambiente era medio militar y medio selvático en Sacai. Los estilismos mitad caqui, mitad estampado de leopardo inundaban la sala a toda velocidad al ritmo de música disco. La colección estuvo dominada por el total look, ya fuera en colores, estampados o materiales, reinterpretando el traje masculino.

Los conjuntos de pantalón y chaqueta confeccionados con pañuelos de seda azul cielo se combinan con un foulard largo atado al cuello, que cae ligeramente sobre el pecho a modo de corbata. También vimos un estilo más deportivo y aventurero, con pantalones anchos y chaqueta acolchada color caqui decorados con el mismo estampado de pañuelo (leitmotiv de la colección) que la camisa y el foulard.
 
Las mujeres que presentaban la pre-colección para el otoño 2020, llevaban grandes botas moteras con suelas anchas con muescas, mientras que los hombres calzaban zapatos de montaña con cordones o botas de leopardo. Ella y él compartían el mismo collar compuesto por anillos unidos entre sí.
 
Encontramos las prendas híbridas típicas de la diseñadora japonesa Chitose Abe, pero con diseños más sutiles y discretos con inserciones de tela o añadidos en ciertas prendas. Los costados de una sudadera blanca se mezclan armoniosamente con un suéter negro de lana rizada. Un mini poncho de flecos combina con un jersey de jacquard abierto tejido a mano.


Dunhill, otoño-invierno 2020/21 - DR


Con Dunhill nos sumergimos en una noche de niebla londinense, con sombras que se extienden por las paredes con el pálido resplandor de una farola o se reflejan sobre el cemento húmedo. Las propuestas son alargadas y oscuras, y dominan el negro, el gris y el azul marino salpicados de detalles en rojo.
 
Algunas prendas atrapan la luz, en particular chaquetas de satén, cazadoras, pantalones de cuero de color negro brillante o estos pantalones de piel anguila de color azul petróleo. Es un armario muy "british". Una alta costura contemporánea con cierta vena romántica y referencias de los años ochenta.
 
El hombre Dunhill usa unos mocasines con logotipo a la vista y hebilla dorada sin calcetines. Le gusta que la camisa de satén sobresalga por debajo de las prendas de punto, y llevar chaquetas y cazadoras por encima del traje. El cuello va envuelto por una delgada bufanda tejida con hilo de seda que cae sobre la espalda, como si el hombre se hubiera atado la corbata al revés.
 
"Quería mantener una imagen muy limpia por delante y añadir algún detalle en la parte de atrás", explicó el director artístico Mark Weston, que firma ya su quinta colección para la casa del grupo Richemont.

"La idea era crear una actitud fuerte, inspirada en los Sex Pistols y el Blitz Club, ese movimiento británico clandestino de 1979-80 en torno a nuevos románticos", continuó.

 
El cuero es también uno de los principales materiales elegidos por Ludovic de Saint Sernin, y lo vemos en pantalones, gabardinas y en un abrigo largo con forro de piel, pero también en calzoncillos, camisetas asimétricas con hombros al aire y guantes elegantes. El diseñador juega con los contrastes, blanco y negro, materiales fuertes y delicados, prendas tapadas y otras que dejan el cuerpo al descubierto, e incluso con la dualidad masculino-femenino, proponiendo incluso un sujetador de perlas para hombre.
 

Ludovic de Saint Sernin, otoño-invierno 2020/21 -DR


"Es de nuevo una colección muy personal, se titula 'cœur brisé' y en ella destaco la dualidad entre fragilidad y fuerza con prendas de organza de alta costura y cuero sexy", confesó el joven diseñador, que esta temporada desfiló por segunda vez en la capital francesa. La fuerza también se expresa mediante abrigos enormes anudados a la cintura (con un nudo marinero) con un cordón brillante.
 
En oposición a estos looks más fuertes, propuso conjuntos de punto suaves y fluidos (pantalones y top) o camisas en tonos lavanda, así como abrigos de organza transparentes o tops de redecilla.
 
Acne Studios dio la sorpresa el domingo al separar por completo su desfile masculino del femenino, que se celebró a la vez. Se planearon dos entradas diferentes, que condujeron a la misma gran sala cortada en el medio por una pared y coronada por un gran espejo ovalado, que se inclinaba de vez en cuando de un lado y del otro, lo que hacía posible mirar apenas sobre lo que estaba sucediendo en el otro lado.
 
En el caso femenino, la idea era evocar pasado y futuro en el presente, explorando el efecto del tiempo sobre la ropa; e imaginar un armario diseñado como una especie de conversación con la inteligencia artificial en el caso masculino.
 
Enfundado en unas mallas blancas o con pantalones de vinilo verde desteñido o con una especie de pantalón de esquí de nylon para astronautas, el hombre tenía un aspecto más intrigante que la mujer, ataviada con largos vestidos de terciopelo o antiguas telas deshilachadas. Destacaron sus chaquetas que se abren muy arriba en la parte delantera con un redondeo original.
 
Pigalle, que desfilaba en "off", en paralelo al calendario oficial, invitó al mundo de la moda a su distrito, en pleno corazón de Pigalle, en la rue Dupérré, donde inauguró en 2015 una cancha deportiva ubicada entre dos edificios. Completamente renovado, presentó el domingo su nueva colección deportiva "basketball", fruto de una nueva colaboración con Nike, formada por sudaderas coloridas, pantalones cortos, chaquetas y pantalones, a los que hay que sumar dos modelos de Converse.
 
En el edificio vecino, el diseñador Stéphane Ashpool presentaba con una puesta en escena musical su nueva mini colección cápsula "Hotel Pigalle", disponible en una paleta de azules, naranjas y amarillos en trajes de satén, tipo pijama o repletos de lentejuelas, abrigos con cuello de piel y una pequeña chaqueta de pelo largo de color amarillo oro.
 

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