Chanel aplica el embargo de sus productos también a los rusos fuera de Rusia

Chanel se encuentra en la primera línea de la guerra entre Ucrania y Rusia. Al igual que la mayoría de las marcas y firmas, la casa de lujo francesa fue una de las primeras en suspender su comercio en Rusia. Pero parece que va más allá al no vender tampoco sus productos a compradores rusos fuera de sus fronteras, aplicando estrictamente las sanciones dictadas por la Unión Europea y otros países.

Algunas influencers rusas, a las que se les negó la compra de la marca en varias tiendas, sobre todo en Dubái, no dudaron en protestar y expresar su descontento en las redes sociales. Al ser contactada por FashionNetwork.com, Chanel confirmó su posición, explicando que "como empresa internacional, cumple con todas las leyes aplicables a sus actividades y empleados en todo el mundo, incluidas las leyes que imponen sanciones económicas y financieras".

Recordó que "como resultado de las diversas sanciones emitidas por la UE, Reino Unido, Estados Unidos y Suiza contra Rusia y Bielorrusia, Chanel no está autorizada a realizar transacciones con determinadas personas físicas y jurídicas designadas o enumeradas por estos regímenes de sanciones.

Las sanciones más recientes de la Unión Europea y Suiza incluyen la prohibición de "vender, suministrar, transferir o exportar, directa o indirectamente, artículos de lujo a cualquier persona física o jurídica, entidad u organismo en Rusia o para su uso en ese país", dijo la empresa francesa, añadiendo que la prohibición se aplica a los artículos de lujo "cuyo valor supere los 300 euros por artículo".

"Por eso hemos pedido a los clientes, cuya residencia principal desconocemos, que confirmen que los artículos que compran no se utilizarán en Rusia", continuó.

Esto fue una gran sorpresa para los clientes rusos. Según se informó en las redes sociales, algunas influencers rusas que son clientes fieles de la casa y suelen asistir a sus desfiles, no pudieron finalizar sus compras, ya que los vendedores les explicaron que no podían venderles productos porque, obviamente, los llevarían o avalarían en Rusia, al no haberse comprometido por escrito a no hacerlo.

Estos episodios, retransmitidos en Internet, causaron un gran revuelo entre una de las clientelas más asiduas de la marca, obligando a Chanel a realizar un delicado balance.

"Somos conscientes de que este enfoque de la ley ha sido malinterpretado por algunos de nuestros clientes. Actualmente estamos trabajando para mejorar este enfoque y lamentamos el malentendido que esto ha generado, ya que el respeto a todos nuestros clientes, vengan de donde vengan, es una prioridad para Chanel", afirmóel grupo.

¿Adoptarán la firmeza de Chanel también otras casas de lujo? Lo que está en juego es muy importante en términos económicos y de imagen.

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