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11 jul. 2012
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Los diamantes zimbabuenses, un recurso natural que revierte tan sólo en lujo

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EFE
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11 jul. 2012

MUTARE, ZIMBABUE - La riqueza creada por los diamantes de Zimbabue, un abundante recurso natural en el país africano, no consigue enderezar la maltrecha economía zimbabuense, sino más bien contribuir a acrecentar la riqueza de la élite, en un país en el que las diferencias sociales y económicas son abismales.

El lujoso hotel Golden Peacock Villa, ubicado junto a la localidad oriental zimbabuense de Mutare, es una muestra: el gigante minero sino-zimbabuense Anjin, que aún no ha aportado ni un centavo a las arcas estatales en 2012, se encargó de su construcción.

El complejo -inaugurado el mes pasado por el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe- está situado junto a una pista de aterrizaje, que permite viajar rápidamente a las controvertidas minas de diamantes de Chiadzwa, a un centenar de kilómetros.

El Ejército, bajo el control del octogenario Mugabe (líder de la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico, ZANU-PF), desalojó por la fuerza a cientos de mineros ilegales en Chiadzwa a finales de 2008, dos años después de descubrirse esas gemas en un campo salpicado de baobabs, lo que desembocó en una fiebre del oro.

Defensores de los derechos humanos aseguran que 200 civiles perecieron en esa operación, mientras que las autoridades afirmaron entonces que aprovecharían el descubrimiento de las piedras preciosas para reconstruir la economía del país.

Sin embargo, Tendai Biti, ministro de Finanzas y miembro del Movimiento por el Cambio Democrático (MDC, que comparte un Gobierno de coalición con la ZANU-PF de Mugabe), advierte de que los beneficios derivados de los diamantes no están mejorando la situación general.

Los números de Biti para el presente año hablan de una ganancia del sector de unos 570 millones de dólares (unos 456 millones de euros), pero el primer ministro y líder del MDC, Morgan Tsvangirai, señala que, en lo que va de 2012, sólo han recaudado 25 millones de dólares de las cuatro compañías que operan en Chiadzwa.

"No están remitiendo ni un centavo", dice Biti, en declaraciones publicadas por el diario local Zimbabwe Independent.

Ese rotativo asegura que Anjin podría argüir que los diamantes forman parte de la devolución del préstamo de 98 millones de dólares que China concedió en 2011, a petición de Mugabe, para construir la Escuela Nacional de Defensa, pero el acuerdo contempla un plazo de siete años para su devolución.

Además, en los últimos años, el patrimonio de los altos funcionarios vinculados a los diamantes se ha multiplicado de manera exponencial, como el del ministro de Minas, Obert Mpofu, que ha adquirido un banco recientemente.

La prensa estatal estima el coste del banco, el Zimbabue Allied Banking Group, en 22,8 millones de dólares (18,5 millones de euros), mientras que el salario correspondiente al cargo de Mpofu ronda los 800 dólares mensuales.

Para justificar su poder adquisitivo, el ministro dice haber estado metido en el mundo de los negocios desde hace veinte años.

Por su parte, el presidente del Consejo de Administración de Mbada Diamonds, compañía que también explota las minas de Chiadzwa, ha desembolsado 200 millones de rands (unos 24,1 millones de dólares o 19,6 de euros) por una mansión en la costa de Sudáfrica, según el diario sudafricano The Star.

El coordinador regional de la Coalición Crisis en Zimbabue, Dewa Mavhinga, indica a Efe que hay "muchísima riqueza no declarada" que "va a parar a los bolsillos de unos pocos".

En su opinión, lo más preocupante son los lazos entre las empresas mineras y el Ejército de Zimbabue, controlado por Mugabe, en el poder desde la independencia del Reino Unido, en 1980.

La propia Anjin es una empresa conjunta entre China y los militares, que jugaron un papel determinante durante la violencia que siguió a la primera ronda de las elecciones zimbabuenses de 2008, que perdió Mugabe.

La crisis política se solucionó mediante la creación, en febrero de 2009, de un Gobierno de coalición nacional, del que Mugabe sigue siendo el presidente, mientras que el entonces opositor Morgan Tsvangirai, se hizo con el cargo de primer ministro.

Por eso Mavhinga teme que las próximas elecciones, que Mugabe quiere celebrar cuanto antes, estén ya envenenadas, pues el Ejército podría estarse beneficiando de los ingresos de los diamantes.

Mientras tanto, un grupo de trabajadores chinos da los últimos retoques al Golden Peacock Villa, sito cerca de las polvorientas calles de la barriada de Sakubva, en Mutare.

Nadie disfruta aún del cristalino agua de la piscina, y un empleado chino indica que el supermercado "abrirá igual el mes que viene".

Una noche en el exclusivo hotel cuesta entre 140 y 900 dólares (110 y 720 euros), cuando el salario de un funcionario zimbabuense, ronda los 300 dólares mensuales.

Oliver Matthews

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