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Eva Gracia Morales
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2 mar. 2018
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El aburguesamiento de Off-White

Traducido por
Eva Gracia Morales
Publicado el
2 mar. 2018

Pareciera que estuviéramos intentando entrar en el Arca de Noé y no en un desfile de moda, con cientos de fans colándose y peleándose por hacerse un hueco en el Espace Cambon en la noche del jueves para el pase de Off-White. El sueño de los seguidores era tener una oportunidad de asistir a la presentación de Off-White a cargo de Virgil Abloh.


Off-White - Otoño-invierno 2018 - Colección de mujer - Paris - © PixelFormula

 
Bienvenidos a la secta de Off-White. ¿O deberíamos decir comunidad? Sería un nombre más adecuado, viendo que un grupo conocido como los Melting Passes, un equipo de fútbol formado por refugiados en París, ocupó la primera fila del desfile. Abloh diseñó sus equipaciones deportivas.

La invitación de Abloh decía ‘West Village’ (‘zona oeste’), pero aquello parecía más el ‘West Riding’ (en referencia al oeste americano), pues la invitación mostraba a un hombre y su corcel posando en una feria ecuestre.

Tras la pelea de rugby en la puerta, hubo una buena confusión sobre los asientos, pues un hombre se paseó por el espacio gritando repetidamente “¡por favor, siéntense!, el desfile no podrá comenzar hasta que lo hagan” antes de que la intensidad de las luces bajara y las modelos comenzaran a caminar por la pasarela.
 
Una vez más, el desfile nos transportó a un lugar idílico y rural con media docena de vestidos tipo tapiz de lo más bucólicos y campestres dignos de la alta burguesía disfrutando de la vida. Una de las chicas incluso llevó una gorra hecha con el material de las sillas de montar.

Pero, pese a que el look final tuvo un aire de boda en una casa de campo, todas las propuestas fueron, básicamente, prendas para la calle con un toque elegante. Desde las faldas con malla de metal y el vestido de cóctel de un solo hombro combinado con botas de montar, hasta los pesados tops para ir al hipódromo con una especie de logo críptico, su firma en forma de X hecha con flechas. Todas las propuestas estuvieron rematadas con las zapatillas Nike del diseñador o altos tacones con tiras de seda. Además, la banda sonora fue un clásico del grupo War, ‘The world is a ghetto’.

Abloh recibió una tremenda ovación, con la mayor parte de los invitados de pie y animando cuando salió a saludar y se paró muy cerca de los Melting Passes. Aunque el diseñador creció en Illinois, su familia emigró a Estados Unidos desde Ghana. Él es realmente toda una expresión del sueño americano. Pero, personalmente, uno todavía tiene anhelos de aquella antigua América, una tradición yanqui cultivada durante años con Ralph Lauren.

Pocas veces se ha visto en la pasarela parisina a tantos recién llegados entre el público. Y ese es uno de los mayores atributos de Abloh, su capacidad para construir a un nuevo mundo de frescos consumidores. Este es, realmente, su momento.

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